Un método más antiguo que el de Vigenére es el cifrado Caesar (o César). Debe su nombre al emperador Julio César, que presuntamente lo utilizó para establecer comunicaciones seguras con sus generales durante las Guerras Gálicas.
Matemáticamente, para trabajar con el cifrado Caesar, tomamos el alfabeto inglés (que es el más fácil que podemos utilizar en castellano), y le damos a cada letra un valor como se muestra a continuación:
A=0 |
B=1 |
C=2 |
D=3 |
E=4 |
F=5 |
G=6 |
H=7 |
I=8 |
J=9 |
K=10 |
L=11 |
M=12 |
N=13 |
O=14 |
P=15 |
Q=16 |
R=17 |
S=18 |
T=19 |
U=20 |
V=21 |
W=22 |
X=23 |
Y=24 |
Z=25 |
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A continuación escogeremos una palabra, por ejemplo "RATÓN"
Ahora la encriptaremos con este método de tal manera que le sumaremos el valor de una letra elegida (por ejemplo la C), transformándola en otra letra. Lo veremos mejor a través del ejemplo:
R |
A |
T |
O |
N |
17 |
0 |
19 |
14 |
13 |
19 |
2 |
21 |
16 |
15 |
T |
C |
V |
Q |
P |
De esta manera hemos obtenido TCVQP que es el mensaje codificado de la palabra RATÓN
Para la descodificación hay que averiguar que letra hemos utilizado para sumar a las demás y hacer todo este proceso a la inversa, restando esa letra.
Es obvio que el cifrado Caesar tiene 26 claves diferentes (utilizando el alfabeto inglés). Así pues, no resultaría muy difícil para un criptoanalista realizar un ataque exhaustivo, buscando en el texto cifrado palabras en claro con significado en el lenguaje utilizado. Por este motivo, y por otros muchos, este criptosistema es claramente vulnerable para un atacante, no ofreciendo una seguridad fiable en la transmisión de datos confidenciales
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